miércoles, 6 de julio de 2011

CARMINA BURANA


A los pies del Benediktenwand, en los Alpes bávaros, se encuentra el monasterio benedictino de Beuern (Benediktbeuern).
El monasterio había sido fundado en el siglo VIII, destruido en el siglo X por los húngaros, vuelto a construir en el siglo XI y por último, el actual edificio, levantado en el siglo XVII.
La abadía está formada por varios edificios, patios, un claustro y una iglesia. Hay un restaurante y una tienda de productos biológicos que se cultivan allí.
Es curioso pararse un rato, en el jardín de hierbas que se conserva perfectamente. Con forma geométrica, dividido en cuatro zonas donde crecen plantas para la cocina, plantas medicinales, plantas simbólicas y plantas para los sentidos. Es un jardín medieval que todavía se conserva.
Para los amantes de Goethe, la abadía es un lugar curioso porque el escritor pasó por allí camino a Italia.

Pero realmente, la abadía es conocida en el mundo, por el Carmina Burana.
En 1803 la abadía fue secularizada y se ordenaron los documentos que había en el archivo y fue allí donde Joham Christoph von Aretino encontró el famoso códice.
Durante la Edad Media, muchos estudiantes y clérigos vagabundos, se movían por los caminos de Europa. Se reunían en posadas, en monasterios, caminaban juntos algunos tramos, intercambian ideas, experiencias y también escribían poesías y canciones. A estas poesías y canciones las conocemos como cantos goliardos.
El Carmina Burana, es eso, una colección de cantos goliardos. Escritos durante los siglos XII y XIII, en diferentes lenguas, latín, alemán medieval, francés arcaico, occitano. Además de estas poesías, forman parte del códice, dos textos dramáticos que se podían representar.
Poemas sobre el gozo de la vida, sobre el juego, el amor carnal, la bebida. Poemas críticos con los estamentos sociales. Satíricos con la iglesia. Llenos de vida. Poemas de aquellos que se rebelaban contra el poder establecido del momento.

En el museo que hay en la abadía, se puede ver un facsímil del Carmina Burana. El original se encuentra, no lejos de allí, en la capital de Baviera, Munich, en Bayerische Staatsbibliothek (Biblioteca Pública de Baviera).
Pero hasta 1937 no se pudo oír el sonido de estos versos hechos canciones. Fue el músico bávaro, Carl Orff quien eligió veinticinco poemas del códice, los arregló y compuso una música para acompañarlos.
Orff había descubierto estos poemas en el libro que publicó Schmeller en 1947 y durante más de un año, trabajó en este proyecto que le daría fama mundial.
El 8 de junio de 1937 en Frankfurt, se estrenó el Carmina Burana, dirigido por el mismo Carl Orff. Por primera vez desde el Medievo, se oyeron aquellos poemas que hablaban del placer de la vida. Pero la Europa de aquella época no era muy feliz. Los totalitarismos se iban haciendo fuertes en el continente. La democracia se tambaleaba. Terminada la Guerra Civil en España, comenzaría la Segunda Guerra Mundial.

¡Oh, fortuna!
Variable
Como la luna;
Como ella creces sin cesar
o desapareces.


Mireya Martínez-Apezechea

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