Hace poco he leído un libro que me ha impresionado mucho y que me ha hecho reflexionar sobre la evolución del mundo. Los avances y los retrocesos que se van produciendo a lo largo de la historia.
El poder, la avaricia, la ambición sin límites deshumanizan la sociedad y una sociedad que da la espalda al humanismo y que solo mira a los mercados, como esta ocurriendo en la nuestra, es caldo de cultivo para los totalitarismos.
En La Guerra de las Salamandras, publicado en 1936, Karel Capek (1890-1938) hace una crítica a las sociedades totalitarias de aquel momento. Para escribir esta sátira mira directamente al nazismo que desde 1933 se desarrollaba tranquilamente, en la Alemania de entreguerras.
El argumento roza la ciencia ficción. Un capitán checo de la marina mercante, van Toch, que trabaja para una compañía holandesa buscando perlas. Descubre en la costa de Sumatra, un tipo de salamandras que pueden aprender de los seres humanos.
Las salamandras han aprendido a hablar, pueden seguir una conversación y pueden trabajar haciendo cualquier cosa.
Estos animales, se encuentran en una bahía escondida que, sólo conoce el capitán van Toch. Después de varios intentos, logra vender la ubicación de las salamandras, a un antiguo amigo de la infancia que ahora es millonario. Este le ayuda para que pueda poner en marcha el negocio de buscar perlas con los lagartos.
Pero una noticia así es difícil de ocultar y poco a poco se van enterando más y más personas. Todo el mundo quiere sacar provecho. Mano de obra esclava, barata, que puede aprender rápido a hacer cualquier cosa es el sueño de cualquiera que tenga capital y quiera sacar una gran plusvalía. Y así, sin ningún problema, las salamandras comienzan a expandirse por todo el mundo. Se reproducen rápido y van necesitando más y más territorio.
Pero comienzan los problemas para los humanos. Las salamandras necesitan costas para vivir porque viven en el mar y utilizan la costa para pasar parte del día. Para conseguir más línea de costa, necesitan ir destruyendo el territorio ocupado por los humanos. Estos comienzan a huir a las montañas, pero estas se van convirtiendo en islas. Cada vez hay menos espacio para los humanos y más para las salamandras.
La única solución que les queda a los hombres, es que las salamandras se maten entre ellas y así los hombres sobrevivientes podrán volver a poblar la tierra que quede y otra vez comenzar de nuevo.
El final del libro queda abierto. Los lectores no sabemos, si los hombres consiguen generar una guerra entre las salamandras o si las salamandras consiguen acabar con los hombres.
Los humanos somos tan estúpidos que repetimos una y otra vez los mismos errores. En vez de crear un mundo donde todos tengamos cabida. Generamos mundos donde unos cuantos controlan todo y resto se queda al margen.
Hablando de la estupidez humana, hay un libro del historiador italiano Carlo Cipolla (1922-2000), Allegro ma non troppo, en el que divide a la sociedad en cuatro grupos: estúpidos, malvados, incautos e inteligentes.
Los estúpidos son aquellas personas que no sacan ningún provecho de sus actos y que con su forma de actuar, hacen daño a los demás. Los malvados serían aquellos que haciendo daño a resto de las personas, obtienen beneficios.
Los incautos beneficiarían a los demás y se harían daño a ellos mismos.
Y por último, los inteligentes son aquellas personas que, con sus actos benefician a los demás y también a ellos mismos.
Yo creo que la mayoría de los humanos somos estúpidos, malvados, incautos e inteligentes a lo largo de nuestra vida, dependiendo de las situaciones. Pero hay algunos seres que rozan la estupidez y maldad constantemente… por desgracia, muchas veces, son los que más poder tienen.
La guerra de las salamandras, está publicado en books4pocket y la edición que yo he leído es la de 2008.
El libro de Cipolla está publicado por la editorial Mondadori en 1996.
Mireya Martínez-Apezechea
El poder, la avaricia, la ambición sin límites deshumanizan la sociedad y una sociedad que da la espalda al humanismo y que solo mira a los mercados, como esta ocurriendo en la nuestra, es caldo de cultivo para los totalitarismos.
En La Guerra de las Salamandras, publicado en 1936, Karel Capek (1890-1938) hace una crítica a las sociedades totalitarias de aquel momento. Para escribir esta sátira mira directamente al nazismo que desde 1933 se desarrollaba tranquilamente, en la Alemania de entreguerras.
El argumento roza la ciencia ficción. Un capitán checo de la marina mercante, van Toch, que trabaja para una compañía holandesa buscando perlas. Descubre en la costa de Sumatra, un tipo de salamandras que pueden aprender de los seres humanos.
Las salamandras han aprendido a hablar, pueden seguir una conversación y pueden trabajar haciendo cualquier cosa.
Estos animales, se encuentran en una bahía escondida que, sólo conoce el capitán van Toch. Después de varios intentos, logra vender la ubicación de las salamandras, a un antiguo amigo de la infancia que ahora es millonario. Este le ayuda para que pueda poner en marcha el negocio de buscar perlas con los lagartos.
Pero una noticia así es difícil de ocultar y poco a poco se van enterando más y más personas. Todo el mundo quiere sacar provecho. Mano de obra esclava, barata, que puede aprender rápido a hacer cualquier cosa es el sueño de cualquiera que tenga capital y quiera sacar una gran plusvalía. Y así, sin ningún problema, las salamandras comienzan a expandirse por todo el mundo. Se reproducen rápido y van necesitando más y más territorio.
Pero comienzan los problemas para los humanos. Las salamandras necesitan costas para vivir porque viven en el mar y utilizan la costa para pasar parte del día. Para conseguir más línea de costa, necesitan ir destruyendo el territorio ocupado por los humanos. Estos comienzan a huir a las montañas, pero estas se van convirtiendo en islas. Cada vez hay menos espacio para los humanos y más para las salamandras.
La única solución que les queda a los hombres, es que las salamandras se maten entre ellas y así los hombres sobrevivientes podrán volver a poblar la tierra que quede y otra vez comenzar de nuevo.
El final del libro queda abierto. Los lectores no sabemos, si los hombres consiguen generar una guerra entre las salamandras o si las salamandras consiguen acabar con los hombres.
Los humanos somos tan estúpidos que repetimos una y otra vez los mismos errores. En vez de crear un mundo donde todos tengamos cabida. Generamos mundos donde unos cuantos controlan todo y resto se queda al margen.
Hablando de la estupidez humana, hay un libro del historiador italiano Carlo Cipolla (1922-2000), Allegro ma non troppo, en el que divide a la sociedad en cuatro grupos: estúpidos, malvados, incautos e inteligentes.
Los estúpidos son aquellas personas que no sacan ningún provecho de sus actos y que con su forma de actuar, hacen daño a los demás. Los malvados serían aquellos que haciendo daño a resto de las personas, obtienen beneficios.
Los incautos beneficiarían a los demás y se harían daño a ellos mismos.
Y por último, los inteligentes son aquellas personas que, con sus actos benefician a los demás y también a ellos mismos.
Yo creo que la mayoría de los humanos somos estúpidos, malvados, incautos e inteligentes a lo largo de nuestra vida, dependiendo de las situaciones. Pero hay algunos seres que rozan la estupidez y maldad constantemente… por desgracia, muchas veces, son los que más poder tienen.
La guerra de las salamandras, está publicado en books4pocket y la edición que yo he leído es la de 2008.
El libro de Cipolla está publicado por la editorial Mondadori en 1996.
Mireya Martínez-Apezechea
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