miércoles, 27 de julio de 2011

LA HEMEROTECA



“EEUU encerró a 30 enfermos mentales. Los presos eran castigados por subrayar un libro o tapar el conducto de la ventilación. El manual del interrogador juzga sospechoso llevar un reloj Casio o 100 dólares”

Instintivamente se miró el reloj. No, no era un Casio. Que tontería-se dijo para tranquilizarse- el titular del periódico corresponde al 26 de abril de 2011. Hace tanto tiempo, que ni siquiera existe ya esa marca de cronómetro. Es el miedo a cometer cualquier infracción, el causante de mi sobresalto. Tendré que controlarse aún más.
Como todas las mañanas la cinta deslizante le había conducido hasta su puesto en la gran sala. Ocupó la silla; la pantalla que a modo de mesa conformaba su posición, ya estaba encendida y con el material a estudiar insertado.
Le gustaba su trabajo, aunque no era consciente de ello. Pertenecía al grupo que había sido despojado de las emociones por manipulación genética en el Centro de Fertilidad. Sospechaba a veces, que el útero en que fue insertado el óvulo fecundado del cual procedía, pertenecía a una sensitiva camuflada que había conseguido engañar al detector. Así le había transmitido su enfermedad. No se explicaba si no, cómo su corazón palpitaba ante ciertas noticias como la descripción de la tragedia de Chernobil cuyo aniversario se recordaba; ese suceso increíble en que miles de personas se vieron contaminadas con la radiación nuclear. Un hecho impensable en su mundo actual. No debía alterarse. Se jugaba la vida si lo descubrían.
Educado para estudiar el pasado, que oficialmente no existía, se especializó en la prensa de los siglos XX y XXI Cada día pasaba rigurosos controles antes de acceder al antiguo bunker de la era atómica, situado dentro de un volcán inactivo, para estudiar el comportamiento de los antepasados según lo plasmaban los periódicos. No elegía cabeceras, ni país, ni siquiera fechas: aquello que encontraba dispuesto para él, serviría para redactar un informe cuyo destinatario ignoraba. Tal vez quisieran evitar los errores cometidos en otro tiempo. Por ejemplo, el dar voz a los ciudadanos. Las cartas al director mostraban las preocupaciones reales y la opinión generalizada, a veces enfrentada, sobre un tema concreto. ¿Serían escuchados? Su imaginación no llegaba a tanto. Al menos lo intentaban levantándose contra regímenes dictatoriales como en Siria Yemen, Libia. Incluso a veces las autoridades eran burladas con la fuga de 500 presos de una cárcel en Afganistán. Crisis financiera, paro, emigración no autorizada. Algunos temas eran muy recurrentes. Recordaba haberlos leído más veces, muchas veces.
Se involucró en el trabajo, aunque no pudo evitar una cierta sorpresa ante la sección de tecnología, tan primitiva, donde se celebrara la aparición del móvil Óptimus con prestaciones mínimas, desde su perspectiva. ¿Y las páginas de cultura y deporte? Era imposible permanecer impasible ante la cara de aquella mujer que recibía un importante premio literario, el Cervantes, y que según sus cálculos, hacía tiempo que había agotado su ciclo de vida. Nadie ahora era tan viejo; por un sentimiento de justicia, una generación cuando sus neuronas y salud empezaban a decaer, era sustituida por la siguiente. Pasó por alto la controversia, ya resuelta en la actualidad, sobre si el ADN debería figurar o no en los documentos de identidad, y pasó, tratando de dar un carácter científico a su curiosidad, al modo en el que se divertían aquellos androides: domando toros bravos y dando patadas a un balón (¿)
Se reservó para el final su sección favorita, aunque nunca la mencionaba en el informe oficial; los anuncios por palabras: “las más picantes”, “latina fogosa” “lolita juguetona” Parece ser que en otro tiempo concedían importancia al sexo, que de un acto higiénico como ahora, para ellos representaba placer y eran incitados a disfrutar practicándolo.
No pudo embridar la imaginación. Su cuerpo respondió al estímulo.
Unas manos se posaron en sus hombros.
-Acompáñanos.
Le apartarían de la sociedad acusándolo de loco. Tuvo plena conciencia de ello.

Alicia

jueves, 21 de julio de 2011

NEGRO CARMÍN



Negro carmín

Logró que se parara antes de salir a la calle.
Apuntándole con su pistola, esta vez a la altura del corazón, y jadeando rabia le ordenó:
─Suelta despacio lo que tienes en la mano.
El hombre encañonado, jadeando también, pero con una sonrisa a pesar del dolor, fue obediente y lo dejó resbalar junto a la sangre que caía por su pierna. Al llegar al suelo hizo un modesto ruido.
─Lo ha tirado entre las macetas ─advirtió a su compañero que llegaba resonando por toda la escalera.
Con unos guantes, el recién llegado, recogió el carmín tratándolo como a la más exclusiva joya del mundo. La barra estaba a medio gastar.
─Habéis tardado doce pintalabios en cogerme ─empezó a reír a carcajadas─ Si hoy no hubiera sido por mi fallo de dejarla gritar… Ahora ―dijo mientras les ofrecía sus manos juntas con las palmas hacia arriba— llevadme. Estaré encantado de hacer una crónica detallada a todo el que quiera oírme
─Te has equivocado desde el principio hijo de puta, aquí se acaba todo ─y se le tensaron hasta los músculos de las orejas.
Los tres sintieron como las sirenas se acercaban a grandes zancadas.

Paloma ©

miércoles, 13 de julio de 2011

Para ti. (soneto)


Archivando papeles, con motivo de una mudanza, encontré este soneto que escribí en el Taller de Narrativa de la Universidad de Comillas en febrero de 2010. Al profesor y a mis compañeros del curso les gustó, espero que a los lectores también.

Para ti.

Espinas de tu amor, la noche azul.
Camino con pesar por la vereda,
una rama caída, al viento rueda,
lágrimas y dolor, bajo el abedul.

He visto que en tu cuarto, en el baúl,
mudos están tus vestidos de seda.
De nuestras vidas ya nada queda
sólo sombras, ligeras como un tul.

Desde siempre te amé; me has dejado.
Tu cuerpo, una sublime obra de arte,
con trampas de amor, él se ha llevado.

Temo que no podré, nunca olvidarte.
No importa mi destino maltratado,
si tú volvieras, volvería a amarte.



Omar Magrini
Febrero 2010

miércoles, 6 de julio de 2011

CARMINA BURANA


A los pies del Benediktenwand, en los Alpes bávaros, se encuentra el monasterio benedictino de Beuern (Benediktbeuern).
El monasterio había sido fundado en el siglo VIII, destruido en el siglo X por los húngaros, vuelto a construir en el siglo XI y por último, el actual edificio, levantado en el siglo XVII.
La abadía está formada por varios edificios, patios, un claustro y una iglesia. Hay un restaurante y una tienda de productos biológicos que se cultivan allí.
Es curioso pararse un rato, en el jardín de hierbas que se conserva perfectamente. Con forma geométrica, dividido en cuatro zonas donde crecen plantas para la cocina, plantas medicinales, plantas simbólicas y plantas para los sentidos. Es un jardín medieval que todavía se conserva.
Para los amantes de Goethe, la abadía es un lugar curioso porque el escritor pasó por allí camino a Italia.

Pero realmente, la abadía es conocida en el mundo, por el Carmina Burana.
En 1803 la abadía fue secularizada y se ordenaron los documentos que había en el archivo y fue allí donde Joham Christoph von Aretino encontró el famoso códice.
Durante la Edad Media, muchos estudiantes y clérigos vagabundos, se movían por los caminos de Europa. Se reunían en posadas, en monasterios, caminaban juntos algunos tramos, intercambian ideas, experiencias y también escribían poesías y canciones. A estas poesías y canciones las conocemos como cantos goliardos.
El Carmina Burana, es eso, una colección de cantos goliardos. Escritos durante los siglos XII y XIII, en diferentes lenguas, latín, alemán medieval, francés arcaico, occitano. Además de estas poesías, forman parte del códice, dos textos dramáticos que se podían representar.
Poemas sobre el gozo de la vida, sobre el juego, el amor carnal, la bebida. Poemas críticos con los estamentos sociales. Satíricos con la iglesia. Llenos de vida. Poemas de aquellos que se rebelaban contra el poder establecido del momento.

En el museo que hay en la abadía, se puede ver un facsímil del Carmina Burana. El original se encuentra, no lejos de allí, en la capital de Baviera, Munich, en Bayerische Staatsbibliothek (Biblioteca Pública de Baviera).
Pero hasta 1937 no se pudo oír el sonido de estos versos hechos canciones. Fue el músico bávaro, Carl Orff quien eligió veinticinco poemas del códice, los arregló y compuso una música para acompañarlos.
Orff había descubierto estos poemas en el libro que publicó Schmeller en 1947 y durante más de un año, trabajó en este proyecto que le daría fama mundial.
El 8 de junio de 1937 en Frankfurt, se estrenó el Carmina Burana, dirigido por el mismo Carl Orff. Por primera vez desde el Medievo, se oyeron aquellos poemas que hablaban del placer de la vida. Pero la Europa de aquella época no era muy feliz. Los totalitarismos se iban haciendo fuertes en el continente. La democracia se tambaleaba. Terminada la Guerra Civil en España, comenzaría la Segunda Guerra Mundial.

¡Oh, fortuna!
Variable
Como la luna;
Como ella creces sin cesar
o desapareces.


Mireya Martínez-Apezechea

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