jueves, 24 de noviembre de 2011

DE LA VIDA MISMA.


Una tarde de la semana pasada, mientras caminaba con una amiga por la rambla, se hizo un momento de silencio. La miré, ella estaba observando a su alrededor y de repente exclamó: “¡cuántas caras y ninguna igual!” El comentario me provocó risa y seguimos caminando. Después llegó la reflexión. No hay dos caras iguales, cierto, pero es que nunca me había puesto a pensar en eso, simplemente es algo que se da por hecho y no se piensa, aunque dicen que todos tenemos un doble en algún lugar del planeta.
Pero después de analizarlo un poco creo que detrás de cada rostro, dentro de cada cabeza, hay una vida, una mirada, un sufrir, un pensamiento distinto y como dice el dicho popular, cada cabeza es un mundo entero. (Por descubrir)
Ayer estaba sentado en la sala de espera del centro de salud, me fui a poner la vacuna contra la gripe, y miraba a mí alrededor.
Tengo una mala costumbre, miro una cara y me invento una historia, miro unos ojos y deduzco, poniendo mucha imaginación claro, lo que hay detrás, lo que está pensando esa persona o por lo que esta pasando.
Sin embargo ayer fue distinto, tenía sentadas a mi lado a dos mujeres, que, a pesar del cartelito de silencio que estaba colgado en la pared, ellas hablaban sin parar y era curioso porque hablaban las dos a la vez con una necesidad imperiosa de comunicar sus dolores, sus rencores, sus alegrías y, al fin y al cabo, contar sus vidas o que alguien las escuche. Sin embargo, ninguna escuchaba a la otra.
Una contaba que iba al cementerio a limpiar la tumba de su suegra, pero a su padre no se la limpiaba por venganza y es que la había desheredado por casarse con un carpintero…
No pasaron ni cinco minutos y ya me habían apuntado para participar en la conversación, porque me involucraron con la mirada y con los gestos cada vez que hablaban y de verdad me alegro, porque hablar con personas que han recorrido mucho más camino en la vida del que llevo recorrido yo, me enriquece y son experiencias y anécdotas que voy registrando y tomando nota para mis escritos.
La espera se me hizo mucho más corta y en cuarenta y cinco minutos me pusieron al día de sus amores, desamores y sufrimientos, algo que me llamó la atención fue su afición por visitar al médico, ya que venían seguido y hablaban de sus amigas, que si "fulanita" ya ha venido esta mañana y "menganita" vendrá mañana porque la artritis le va peor...
Cada persona es un mundo y es una aventura adentrarse en él. Y eso es lo interesante, las cosas sencillas que nos suceden a cada instante, de la vida misma, de los momentos que nos sorprenden cada día, de disfrutar de estas pequeñas cosas que nos pasan en la consulta médica o en un supermercado, en el trabajo o en la parada del autobús. De descubrir otras vidas, de usar la imaginación, de escuchar, de pararse de vez en cuando a respirar, de observar una flor, de vivir sintiendo lo vivido, de aprender, de caer y levantarse, de sonreír aunque todo no vaya tan bien como quisiéramos, pero al menos para que los demás se pregunten porqué seguimos sonriendo...

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