martes, 15 de febrero de 2011

ESPEJOS ROTOS


Espejos rotos

Metido en una bolsa y abrazado por un niño, el gato mira con atención mientras procesa las nuevas circunstancias de su vida. Entretanto, su compañero de los últimos meses se dirige a la prensa. Él se llama Jimmy, el hombre que habla a los periodistas Marcos Baquero secuestrado por las FARC en junio del 2009 en una carretera colombiana.
En la rueda de prensa sólo comunica una mínima parte de las emociones vividas en el secuestro, pero son suficientes para que nos podamos hacer una idea de la terrible experiencia: temor a que acaben matándote, la separación de la familia, su sufrimiento, las condiciones de vida… así que cuándo le preguntaron que había sido lo peor él respondió: “Todo”, pero resaltó lo doloroso que es no tener a nadie con quién hablar, nadie que te escuche. Jimmy fue, durante diecinueve meses, su tabla de salvación en esta parcela, a él le contaba y por él era escuchado. Le vertió sus miedos, sus esperanzas y compartió sus sobresaltos. Espero que su ronroneo le reconfortara en sus incertidumbres, que, a pesar de las duras condiciones, se dejara llevar por ese “hablarse a si mismo” del gato, pues es sabido que esas vibraciones nos producen bienestar si dejamos que nos invadan.
Durante casi dos años sólo recibió caricias de unas patas mucho más humanas que las manos de los hombres que le retenían:"Fue mi compañero de cautiverio, con él hablaba. Lo único que le falta es hablar. Un día estaba llorando y él me arañó la cara como diciendo: no se preocupe, que todo va a estar bien. Yo le decía que muy pronto íbamos a estar con la familia, con niños y una esposa".
Puedo imaginar la intensa emoción que sintió cuando supo que iban a liberarle. Volvería a recobrar su vida y entre todo lo que ella contenía a sus dos hijos; cuando dejó de verlos el pequeño tenía cinco meses, pero a pesar de las brutales sensaciones que debieron recorrerle en esos momentos al llegar la hora de la partida no se olvidó del gato.
Supongo que durante los largos días que duró la caminata, hasta ser entregado a la misión humanitaria, lo llevaría en brazos. Llegó a su ciudad, Villavicencio, en un helicóptero brasileño junto con su compañero de prisión y allí tuvo lugar la rueda de prensa y la foto de su sobrino con Jimmy en brazos.
Ya que estos animales, además de ratones, cazan penas de nuestras almas no estará de sobra que acabe esta historia con un poema que habla de ellos. Pablo Neruda, Charles Baudelaire, Alan Poe y otros muchos han puesto un gato de protagonista en sus escritos. Muchos, también, los han tenido dormitando sobre los folios mientras trabajaban. Lord Byron viajaba con cinco gatos, uno de ellos llamado Beppo. José Luis Borges puso este nombre a uno de los suyos, en honor al escritor inglés, y le escribió este poema.
Paloma


BEPPO
El gato blanco y célibe se mira
en la lúcida luna del espejo
y no puede saber que esa blancura
y esos ojos de oro que no ha visto
nunca en la casa son su propia imagen.
¿Quién le dirá que el otro que lo observa
es apenas un sueño del espejo?
Me digo que esos gatos armoniosos
el de cristal y el de caliente sangre,
son simulacros que concede el tiempo
un arquetipo eterno. Así lo afirma,
sombra también, Plotino en las Ennéadas.
¿De qué Adán anterior al paraíso,
de qué divinidad indescifrable
somos los hombres un espejo roto?

Jorge Luis Borges

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